jueves, 24 de abril de 2008

Desesperante contradicción (Crazzy little thing called love)

     Que este tipo de cosas sucedan cuando uno ya se ha hecho un poquito,solo un poquito, lo juro, mayor suena un poco a traición del destino. ¿Por que tiene que suceder justo ahora?.
En estos días, en que nos llega el maldito borrador de hacienda, que uno querría modificar de arriba abajo a ver si, solidaridades aparte, nos sale una devolución sustanciosa , cuanto menos, para permitirte celebrar el día del libro por todo lo alto regalándote esa novela a la que tienes echado el ojo desde hace tiempo y otro ejemplar para tu colega de siempre y ya de paso homenajearse con la correspondiente pitanza con incursión nocturna incorporada y echar una canita al aire, que las responsabilidades diurnas también matan lentamente.
Y todo esto, porque hace unas semanas que arrastro una "perniciosa" aunque altamente apetecible idea. No voy a ser clara, imaginación al poder, pero que sucede cuando una insidiosa pero pertinaz idea te martillea la cabecita; y nada no hay manera ni con la de cosas que tengo que hacer...porque anda por ahí y de vez en cuando aparece y además lo tienes que ver casi obligatorio, y si no, te lo encuentras mientras piensas ...
Si, es alguien, es "ese" alguien que alguna vez imaginaste, pero luego borraste de tu cabeza, y te dejaste llevar por la vida y te encontraste con otros alguienes, algunos de los cuales fuiste tu y luego abandonaste y sustituistes por otros alguienes diferentes y entre tanto también incorporaste a otros que te fuiste encontrando y a los que quisiste y que te hicieron olvidar a aquel primero.
Estos días recordé a mis dos alguienes esenciales, uno el que de pequeña yo quería ser y el otro con el que me hubiera querido encontrar en el momento preciso, pero que de tanto olvidar había ignorado incluso su posibilidad. Y me pregunto, que puedo hacer ahora, mas que desear que no sea ya tarde; porque si esos dos alguienes existen, y ahora lo se, aunque aun no se conozcan habría que hacer todo lo posible por que surja el deseado reencuentro.
¿Ha quedado claro que estoy hablando de esa "crazy little thing called love"?

lunes, 21 de abril de 2008

Maria en Paris

     Hoy María se iba a París de viaje de estudios. Con todos estos días de preparativos no habíamos hablado nada, es como que hasta que no faltan unos minutos para salir aun no te lo terminas de creer, mientras nos dirigíamos al autobús le pedí que se acordase de hacer muchas fotos de todos los lugares y rincones que le gustasen, que saliese ella, por supuesto, en la Torre Eiffel, Campos Eliseos, Montmartre, Louvre... que la quería ver en todas. Ella se reía diciéndome que qué exagerada. Yo pensaba en dentro de unos años....
Nunca he estado en París, tengo mas bien una imagen cinematográfica de ella, o de algunas lecturas que es la que quiero conservar. Imagino que hay mas gente como yo, también hay quien sólo ha ido una vez en su vida y probablemente no vuelva,; por supuesto para otros será algo mas habitual, no me imagino a alguien que no haya deseado ir por lo menos una vez. Pero yo tenía en la mente "siempre nos quedará París" como un viaje sin retorno, como ese trocito irrepetible de vida que nunca va a volver, como tantos otros.
Pero María, que es joven, me pregunto si es consciente en este momento de que hay "cosas" que nunca se repiten, sin embargo, cuando ya me había despedido de ella, no pude evitar enviarle un mensaje completamente intencionado insistiendo en que aprovechase su viaje al máximo y que tomase buena nota de todo aquello fascinante que vaya descubriendo...calles, tienditas, plazas... y que se proponga firmemente que volverá a pisarlas o contemplarlas una próxima vez , con amigos, o quizás con alguien especial o sola tal vez; que lo que en este momento sus medios le impiden pueda realizarlo en una futura ocasión.
Por cierto, que "Sabrina" me ha quedado este post. Bon voyage!




viernes, 18 de abril de 2008

...Esto si..

Hoy comienzo mi lista de "cosas por las que merece la pena vivir" en alusión a la memorable escena de Manhattan con:



- Interiores de Mattisse, como estos y tantos mas:










lunes, 14 de abril de 2008

Sopa de ganso para quien la quiera

    El pasado viernes asistí con una amiga y su pareja a la inauguración de la nueva obra de un pintor de cierto nombre por estos lugares donde vivo desde hace unos años; ellos son viejos amigos desde sus tiempos de estudiantes de arte.
    Para mi era una experiencia prácticamente inédita porque tengo por costumbre evitar este tipo de “micro-mundos” con denominación de origen y no tenía muy claro a lo que me exponía.
     En fin, parece ser que en esta clase de eventos los invitados se pasean por la galería, echan una mirada mas o menos experta a los cuadros allí expuestos, se embelesan mas o menos ante alguna de las obras en concreto, la comentan con sus mas o menos amplios conocimientos sobre el tema y se van reuniendo en pequeños grupitos, además de por supuesto saludar al principal protagonista del asunto, el pintor, al que se felicita convenientemente, se le desea suerte y dependiendo del grado de intimidad se entabla una conversación mas o menos amena.
     Entre tanto un organizador afín al anfitrión se encarga de ofrecer un vino a los que van llegando y crear un buen ambiente.
      Hasta que sucede lo inevitable, y es que, como no, también se produce el encuentro con ese ser indeseable que mantiene un punto de afinidad con el protagonista del evento y posiblemente con alguno mas de los allí presentes, por muy inexplicable que a ti te resulte, suele ser el clásico personaje al que yo denomino arpía. El por qué está allí y goza del aparente respeto y cordialidad de los demás es algo que seguramente pertenece al ámbito de otro tipo de intereses que el meramente personal. 
     En realidad, este tipo de intereses suelen darse con frecuencia en este tipo de gremios, y creo que no es algo novedoso para nadie, el clásico trepa, el que lo dejo hace tiempo y espera a que se la chupen, el que tiene la “pasta”, el que tiene prestigio, el que conoce al concejal de…y otros tantos. No siempre es así, por supuesto, pero en esta ocasión tocó. Este es el tipo de personal que siendo imprescindible por causas obvias resulta tan molesto, porque indudablemente va a dedicarse a derrochar sus ardides y artimañas personales con las que se ha labrado su posición en el mundo y de eso sabe “cantidubi”, con todos aquellos que ella/el considera que tiene motivos justificados, e incluso sin ellos, en su cruzada particular: haciendo un desplante a uno, ignorando al de mas allá, creando confusión entre aquella parejita, poniendo en su sitio a todo aquel que ose restarle su minuto, demasiado largo de gloria… todo ello dosificado en un goteo constante, alternado con dosis de derroche de encanto personal y otras denominadas habilidades sociales.      Frente a este tipo de aguafiestas, podemos encontrar varios tipos de reacciones, todas ellas altamente justificadas: están los que evitan o ignoran, los que no se dan por enterados, los que realmente no se enteran y además no se querían enterar…pero lo cierto es que al final ha dejado un poso incómodo y desagradable que se hace notar…y lo que podía haber sido un hecho meramente creativo y agradable se transforma en un acto donde cunde el snobismo y la vulgaridad. Por suerte también sucede que en ese intervalo de sucesos, dos miradas cómplices se cruzan, el mensaje silencioso es claro, los dos estamos sufriendo ese atentado al mal gusto; a partir de ahí, comienza un dialogo, se inicia una relación.
Que bien, que fenomenal: algo bueno ha surgido de de todo esto.

lunes, 7 de abril de 2008

De regreso

…de parajes desafortunados a mi casa momentos que nunca se olvidan como cantaban Nacha Pop, sorpresa de volver a sentirte tu. Quien eras y quien eres es posible que no tenga importancia, Expectativas que no se cumplieron, puede, pero yo no recuerdo haber querido ser "alguien" de mayor por tanto no me siento ni mejor ni peor y la vida aun no ha dejado de sorprenderme. Los breves momentos en que nos sentimos felices, son sólo eso y a veces tan efímeros que pierden su importancia si los comparamos con otras sensaciones, como la de saber que cada experiencia te ha hecho aprender algo, y ser consciente de eso, de que no hay nada perdido, todo lo contrario, porque sabes algo más y eso cuenta. Algo tan natural como caerse y volver a levantarse es casi lo primero que aprendemos de pequeños y sin embargo según cumplimos años vamos olvidando, creo, con todo mi respeto que ese descuido junto con otros cansancios nos convierten en viejos. Pero hoy tengo la sensación de estar en un camino, en la aldea donde transcurrían parte de mis vacaciones de verano de pequeña, buscando aquellas plantas de flores amarillas, conocidas por botón de oro de las que extraíamos un jugo mágico capaz de curar el dolor de una ortiga.



Botón de oro de hoy