A mí su vista no se que me produce... es como una sensación de extraño desasosiego, por no mentar el obvio mal gusto. Por que eso de ver a unos muñequillos colgados, por mas horrendos que sean, desde las ventanas, a la intemperie, soportando el frío y las tormentas, al borde de precipitarse al suelo con un golpe de viento ... Mientras dentro en las viviendas imagino a los niños de la casa que se llevan su peluche a la cama y abrigan a sus muñecos y por cuestiones del destino el pobre Papa Noel a la intemperie, en actitud de "colgante espera" hasta que llega el día en que por si fuese poco tiene que cumplir con la tarea encomiable de proveer de regalos a esas familias desalmadas y a esos niños que sólo piensan en su osito o cerdito de peluche que se llevan a dormir con más regalos que correrán mejor suerte que él... (bueno,se supone...).
Y luego, cuando terminan las fiestas, les dejan allí fuera, en la ventana cubiertos de polvo, desteñidos, húmedos y abandonados hasta bien pasadas las Navidades.
Todas las navidades nos metemos con ellos, pero los verdaderos responsables de este despropósito, como de tantos otros, se encuentran entre tanto dentro de sus casas al cobijo del frío y ocultos...

2 comentarios:
También hay la versión Reyes Magos colgando, aunque no prolifera tanto
Si Lila, ya vi unos el año pasado en una plazoleta junto a la iglesia de Sabugo en Aviles y tengo que reconocer que tienen bastante más gracia.
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